La necesidad de acceso de personas mayores o con problemas de movilidad hace que las comunidades de propietarios de numerosos edificios construidos hace años sin ascensor ahora se planteen la necesidad de instalar uno.
Tras haber resuelto una decena de proyectos de instalación de ascensor en edificios existentes, y destacando que esta particular tipología es una en la que he conseguido una cierta especialización, cabe señalar esta obra como un ejemplo de las decisiones que implican estas obras.
Estas reformas de accesos, además de resolver la necesidad de instalación de un ascensor, sirven para efectuar una renovación estética y funcional de las zonas comunes de los edificios en los que se realizan.
Las limitaciones habituales en este tipo de proyectos vienen de la escasez de espacio en edificios en los que no se había considerado la posibilidad de colocar un ascensor cuando fueron concebidos, de las normalmente exiguas finanzas de las comunidades, y de la multiplicidad de criterios y gustos de los miembros de la comunidad de propietarios, no siempre bien avenidos, que hacen que la misión de explicar y convencer con un proyecto se convierta en un reto singularmente complejo.
En este proyecto, lo que fuera un oscuro portal y escalera es ahora un espacio luminoso y agradable que revitalizó el edificio.
Los materiales empleados fueron detenidamente escogidos con el objetivo de obtener un resultado final armonioso; así como la iluminación que se estudió detenidamente a fin de crear sensaciones, además de iluminar. De este modo, con un limitado presupuesto y a través de pocos y bien seleccionados elementos se consiguió mejorar tanto el espacio como la vida de un edificio de viviendas.
El resultado final de este proyecto, que puede calificarse de satisfactorio, fue posible en buena medida por el buen hacer del cliente, bien representado por la presidenta de la comunidad, que supo confiar en el trabajo del arquitecto.