El Pabellón del Ayuntamiento se construye en el Parque del Retiro de Madrid durante la Feria del Libro. Es el primero de una larga fila de pabellones institucionales que se sitúan a lo largo de la línea central del Paseo de Carruajes.

Desde el principio planteamos para el pabellón dos objetos independientes, dos arquitecturas, una dentro de la otra. Queríamos que el pabellón se contara desde dentro, como los libros.

La carcasa exterior se construye a partir de una figura geométrica singular conocida. Una sencilla nave a dos aguas recubierta de paneles de madera, pintada e impermeabilizada de un color negro intenso, que ofrece una imagen compacta y cerrada. El interior es un contrapunto al exterior con una geometría más compleja, amplia y luminosa y pintada de blanco, que arroja numerosas vistas sobre el parque. Queríamos construir un edificio en el que no fuéramos capaces de leer desde el fuera lo que estuviera pasando dentro, que fuera capaz de sorprendernos al entrar.

Sobre la misma carcasa exterior se desarrollan distintas secciones en el interior, que responden por un lado al programa y por otro a una calibrada relación del edificio con el parque del Retiro, a través de distintos huecos que conforman los accesos, las ventanas y los lucernarios.

El programa se introduce en tres espacios diferenciados, como cajas que responden cada una a una parte del mismo, una entrada, una zona de venta de libros y una sala multiusos.

Nos gustaba pensar en la imagen cambiante del interior cuando el sol entrara a través de las ventanas y los lucernarios. La solución de las celosías de letras fue muy interesante ya que nos permitió cubrir todos los huecos con distintos versos de poetas madrileños.

Fue una solución “muy literaria” para un edificio en la Feria del Libro. De día es la luz del sol la que escribe sobre las paredes interiores, al pasar a través de las celosías. Mientras que de noche efecto sucede al contrario, el pabellón se ilumina desde dentro y los versos se recortan como lámparas en el parque.