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POZO CABALO

Se supone que Isaura, ciudad de los mil pozos, surge sobre un profundo lago subterráneo. Dondequiera que los habitantes, excavando en la tierra largos agujeros verticales, han conseguido sacar agua, hasta allí y no más lejos se ha extendido la ciudad: su perímetro verdeante repite el de las orillas oscuras del lago sepulto, un paisaje invisible condiciona el visible, todo lo que se mueve al sol es impelido por la ola que bate encerrada bajo el cielo calcáreo de la roca.

Por eso, dos clases de religiones se dan en Isaura. Los dioses de la ciudad, según algunos, habitan en las profundidades, en el lago negro que alimenta las venas subterráneas. Según otros, los dioses habitan en los cubos que suben colgados de la cuerda cuando asoman en el brocal de los pozos, en las roldanas que giran, en las palancas de las bombas, en las aspas de los molinos de viento que suben el agua de las perforaciones, en los tanques posados en zancos sobre los tejados, en los arcos delgados de los acueductos, en todas las columnas de agua, las tuberías verticales, los rebosaderos, subiendo hasta las veletas que coronan los aéreos andamiajes de Isaura, ciudad propicia para la vida.[...]

Fragmento adaptado del libro Las ciudades invisibles. Italo Calvino.

Todas las ciudades son en mayor o menor medida como “Isaura”. Vigo, ciudad del agua (por su relación con el mar y por su elevada cota pluviométrica que permite un paisaje siempre verde), establece a nuestro ver lazos de familiaridad en primer grado con “Isaura”, ciudad frecuente en todas las civilizaciones aunque siempre diferente.

A partir de esta idea que aquí presentamos de ocupación del territorio basado en el ciclo del agua (fuertemente vinculada a una hipotética recreación del ecosistema próximo -de ríos, valles inundados por agua, riveras, arenales, junqueras, gándaras, fragas, etc.- en un profundo sentido evocativo que realce las relaciones de permeabilidad y esponjamiento en el paisaje unitario formado por la diversidad de “microambientes”), se pretende diseñar un espacio público para el esparcimiento y la convivencia urbana, merecedor de atención por parte de la comunidad; esto es, con una carga de identidad tal que signifique el orgullo del vecindario y de la propia ciudad.

La existencia de agua y con ella, la viabilidad de la propuesta (así como el grado de cohesión del terreno en calidad de recipiente) se hace patente en las propias lagunas situadas en el perímetro del parque, fruto de
las recientes excavaciones.

Un sencillo sistema hidráulico que se enriquece en su recorrido visible será desarrollado. El deseo de identidad tendrá su más claro manifiesto en el propio reclamo del parque que constituye la escultura técnica propuesta
como hito de indudable función urbana en el mapa mental colectivo y que hará factible el movimiento sosegado de las masas de agua de una manera eficaz y ecológica.

Se crea un soporte físico capaz de dar cabida a multiplicidad de situaciones y usos: desde el estar simplemente echado sobre el césped al sol hasta el desarrollo de eventos en el ámbito del barrio o incluso de la ciudad. Una propuesta programática sin intención segregadora sino socializadora donde todo ocurre casi de una manera espontánea, con naturalidad.

En este ímpetu de procura del espíritu del lugar (genius loci) y de la singularidad del parque con respecto a otros jardines existentes en Vigo, éste adquiere una vocación que va de encuentro con la mencionada idea recreada de ocupación del territorio basada en el ciclo del agua (fuente de vida, sostenibilidad y bienestar) que al mismo tiempo se integra con los usos que se emplazarán en las parcelas vecinas: gana por tanto vocación didáctica (por la propia riqueza de ecosistemas que se generan), lúdica (porque el propio contacto con la naturaleza favorecerá la evasión, el desahogo y el relax mental) y deportiva (porque la dimensión del parque y la variedad de espacios así como una cierta alegoría subyacente al movimiento –viento, agua, la propia situación del terreno próximo a nudos de circulación- invitan al ejercicio físico).

Es ésta además una propuesta firmemente adaptada al relieve existente (donde ya se esbozan actualmente una serie de plataformas) que es nuestro punto de partida, donde se resuelven circulaciones con pendientes
moderadas, donde se realizará un trabajo casi de taxidermia para dar forma a un hábitat que la propia agua y la vegetación ayudarán a regular: humedad, sombra y temperatura agradables, flora y fauna atractivas, etc.

Por último, y a título de manifiesto, creemos que debe ser resuelta la conexión con el resto de la ciudad, actualmente al otro margen de barreras rodoviarias. Este barrio emergente es parte de la ciudad, y además
contribuirá para mejorarla.

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