Ahora, el sitio no se caracteriza por la idea de límite y frontera que fue en el pasado, sino por la integración y evolución en el tiempo. El lugar como reflejo del crecimiento sostenible, la imagen de la nueva Barcelona.

La propuesta adopta el sistema cartesiano de ordenación industrial de Bon Pastor, potenciando el eje oeste-este del emplazamiento como la conexión natural entre el río Besos y el futuro parque de la Sagrera, nuevo eje verde vertebrador de Barcelona; y prolonga el paseo del Fòrums de Sant Andreu, desde La Maquinista, hasta el barrio residencial de Baró de Viver, integrando de forma natural la antigua barriada en el antiguo núcleo urbano con el mismo nombre. De esta manera, la ordenación evoca, mediante su sistema viario y edificatorio, las trazas de los urbanismos colindantes, y coloniza el emplazamiento a través de un conjunto física y visualmente franqueable que actúa como catalizador de los diferentes tejidos.

La visión desde el barrio industrial se presenta continua, y enfatiza la direccionalidad de la calle Ciudad de Asunción a la vez que, gracias a un sistema de huecos e intersticios, permite permeabilidad hacia la manzana, rompiendo la idea de límite característico de la ciudad compacta y alejando el bullicio ocasionado por el trasiego de la industria de la calma y la paz del interior. Desde ahí, las edificaciones pierden rotundidad, dando paso a caminos, huertos, y zonas verdes que poco a poco van ganando espacio hasta llegar al parque, nuevo ecosistema ganado a la ciudad. En paralelo al parque, la conexión residencial se garantiza a través de la nueva rambla de servicios y equipamientos, verdadero punto de encuentro entre locales y foráneos, y punto de conexión inter-barrios. El vacío generado por la discontinuidad edificatoria, se potencia  buscando un equilibrio no conocido entre la colonia residencial de Baró de Viver y el centro de La Maquinista. La rambla, por fin, ayuda a conectar los dos polos, a través de bajos comerciales, terrazas, equipamientos públicos y centros colectivos. Así, el sistema de espacios libres y edificaciones, se entrelaza como un tafetán, reflejo de la colaboración entre direcciones, entre tejidos, de la cohesión de distintos sistemas en pro de una solución equilibrada. Al fondo, en su extremo norte, dos torres de oficinas conectan el barrio con la región metropolitana, enfatizando la idea de puerta del barrio, con respecto a la ciudad de Barcelona.