Se planteó la demolición del consistorio existente, que se encontraba en mal estado estructural, y su posterior reconstrucción respetando la volumetría exterior propia de la arquitectura de Regiones Devastadas; aunándolo con una distribución interior y un edificio de ampliación de lenguaje moderno.

Se configuran así dos volúmenes diferenciados, actuando el núcleo de comunicaciones y aseos como elemento de transición entre ambos.

La principal característica de la ampliación son sus cuatro pozos de luz, que recorren verticalmente el espacio, ayudando a definirlo formalmente y mejorando las condiciones de iluminación en el interior de las plantas.

Constructivamente se elige colocar suelo técnico, falso techo modular y división mediante mamparas, lo que permiten una rápida adaptación del edificio a nuevos usos o necesidades.