Hemos desarrollado un tipo de viviendas pequeñas de espacios abiertos, fluidos, espacios contemporáneos desarrollados entorno al modo de vivir de las casas patio almerienses.

Los conceptos de comunidad y vecindad los potenciamos abriendo las viviendas al patio central, que es el núcleo de comunicaciones del edificio, a la vez que lugar de encuentro de miradas, de saludos, de palabras.

Los grandes paños de cristal nos permitirán, si queremos, hacer la vida de corrala que los antiguos propietarios hacían, puertas abiertas, sillas en el patio.
Las texturas y el uso del color referencian a las solerías que había en el edificio original. El cielo almeriense también lo tomamos como una presencia irrenunciable y nos inclinamos por el uso de azules.

Las plantas se desdibujan por el movimiento de las secciones e impiden la comprensión correcta en plano de este proyecto, tremendamente complejo en su espacialidad.

El edificio trasciende del hecho residencial y construye ciudad. El proyecto pretende dejar claro el respeto por el patrimonio arquitectónico de la ciudad y al mismo tiempo quiere dejar patente que en nuestros días la arquitectura puede y debe responder de otro modo distinto al del pasado.

La franja no catalogada proyecta una luz filtrada que ilumina la calle de modos diferentes.

Las piedras de fachada las hemos dejado como los restauradores las dejan para intervenirlas posteriormente, nos gusta mostrar que el material se fatigó y que el paso del tiempo hizo mella en la edificación pero aun así, sigue siendo bello.