La ordenación de los edificios en la parcela responde, fundamentalmente, a un criterio: la búsqueda de la orientación sur como la óptima en cuanto a soleamiento y comportamiento bioclimático del conjunto. Esto nos ha llevado a optar por bloques lineales abiertos con orientación norte-sur (zona de noche-zona de día). Esta decisión nos permite proponer viviendas pasantes con ventilación cruzada. Se trata de apilar en horizontal el conjunto de viviendas pasantes con dirección norte-sur, sustraer en planta baja una serie de unidades habitables para conseguir permeabilidad a cota cero, situándolas como coronación del volumen, envolver dicho volumen con una cinta continua de hormigón prefabricado cerrada y, por último, resolver la “tapa” sur con un colchón térmico y parasoles correderos para control climático. Consideramos, además, que el plano horizontal de apoyo de estos edificios resuelve la conexión con el espacio libre urbano que, al penetrar en nuestra parcela, se suaviza, se convierte en un jardín blando, señalando con una serie de “puntos verdes” ondulados el contacto de los edificios con el suelo.
Para no interrumpir en planta baja la idea perseguida, perforamos cada edificio para dilatar y dar continuidad al plano horizontal del suelo. Esta operación permite la continuidad tanto espacial como visual de estos espacios interiores, generando riqueza en cuanto a variedad y diversidad de recorridos y situaciones, y su conexión con los espacios exteriores ajardinados, tanto públicos como privados. La ciudad es un continuo, es un todo, se diluyen los límites y se multiplican las situaciones de relación entre lo interior y lo exterior. La ciudad adquiere otra dimensión.
Vertical y horizontal, ligero y pesado, profundo y terso… son recursos elementales puestos al servicio de una arquitectura elemental y racional que pretende reflejar el carácter social de su fin, sin alardes ni estridencias, con gran sobriedad.
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