“Allí donde reinan la quietud y la meditación, no hay lugar para las preocupaciones ni para la disipación” San Francisco de Asís.

Se proyecta una suerte de caja de vidrio dentro de un continente mayor, que participa de la visión de una gran sala multiusos con doble altura, y de la luz homogénea que recibe a través de sus grandes huecos. A la vez, se abre un nuevo hueco a Sur, de dimensión cuadrada y escala humana, cuya luz tensa el espacio renovado y genera una nueva belleza.

Se ensancha el Oratorio hasta el máximo posible,lo suficiente como para modificar su direccionalidad. Esto permite colocar el altar en el lado longitudinal del mismoy posibilitar que los asientos se ubiquen en torno a él, potenciando así de la idea de fraternidad, y facilitando el contacto visual entre todos los participantes.

Este espacio de oración y celebración pretende hacer un homenaje a la Orden de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada y a su fundadora, la Madre Francisca, a través de la materia con la que se construye. La piedra de Moncada que ocupa el suelo del pequeño presbiterio, y del que surge el Altar y el Retablo como sendos bloques monolíticos, referencian el origen de la Madre Francisca y de la Orden, muy vinculada a este pueblo valenciano.

El suelo blanco, continuo y pulido, así como la blancura del resto de los paramentos, son una referencia a la pureza de la Inmaculada, y señal de sencillez, humildad y pobreza del carisma franciscano.

El vidrio que delimita el oratorioes recorrido por el dibujo de un hilo de seda que cosetodo el espacio, evocando los primeros trabajos de la fundadora en diversas fábricas de hilado.

El sencillísimo retablo tiene dos únicos elementos: la Cruz y el Sagrario. La Cruz que se vacía en dicho retablo, y el Sagrario que surge de él como una caja de luz.Geometrías puras que contienen la esencia misma del Evangelio, y la geometría más perfecta –un cubo- para contener la Eucaristía, envuelta en seda, ese material que tanto trabajara la Madre Francisca en sus inicios.

Se busca así mostrar la belleza del carisma de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada mediante la arquitectura, y a través de la abstracción como concepto capaz de hilvanar las ideas de fraternidad, pobreza y purezapara colocarlas en el corazón mismo del Colegio.