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  • HORTUS CONCLUSUS_Rehabilitación de antiguo depósito en Casasola de Arión. Valladolid.

    VALLADOLID
    / A. N. arquitectos
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El diminuto jardín cerrado de Casasola de Arión es un Hortus Ludi. Un pequeño paraíso como lugar de delectación en el que se busca el espacio, la luz y el aire puro; es el “locus amoenus” protegido. Parece un escenario cuyo fondo son las paredes que lo rodean, esperando entretener a sus actores, de igual manera que los distintos personajes del cuadro dan unidad al hortus conclusus de la miniatura y terminan por definirlo con sus múltiples acciones.

A las afueras de Casasola de Arión, los muros de piedra de un viejo depósito que antiguamente abastecía de agua al municipio encerraban unos frondosos castaños de indias, cuyas ramas asomaban sobre los sillares escuadrados de aparejo irregular. El enclave, protegido, precisaba ser restaurado y revitalizado.

En el exterior, se renuevan los accesos al conjunto, planteando una amplia zona de entrada, rematada en uno de sus laterales por un pequeño hito descriptivo, que dará unidad a las diversas actuaciones de recuperación del patrimonio que en el municipio se realicen. En su extremo más próximo al pueblo, el pavimento es rematado con una fuente, alimentada con el mismo agua que en tiempos sació a toda la localidad.

Este último punto servirá también de nexo a una zona continua perteneciente al municipio que se acondicionará como zona verde. En la citada zona se situaran tres conjuntos de merenderos, varios árboles para generar sombra a los mismos y una zona de influencia sembrada con pradera natural.

            Los viejos castaños marcan, por sí solos, un hito en el paisaje de secano del entorno, siendo un reclamo para el caminante, el lugar ideal al que acercarse y descansar. La recuperación de este singular enclave toma como idea de partida la imagen de una pintura alemana de 1410, “La Virgen María en el Jardín del Paraíso”, realizada por un autor anónimo del Alto Rhin (Master of the Upper Rhine). Se trata de una miniatura, de 26,3 x 33, 4 cm, que representa detalladamente una escena religiosa en un Hortus Conclusus Medieval. El hombre de esa época, literal y metafóricamente, no estaba interesado por el horizonte. Su visión del mundo era introvertida y centralizada, y la infinitud era una cualidad atribuida únicamente a Dios; el mundo creado por Él, era finito y limitado. Ese concepto medieval del espacio puede leerse en la pintura, carente de perspectiva, donde la jerarquía simbólica se basa en la relación de los objetos e individuos retratados. La escena se desarrolla en un recinto amurallado. Un jardín, sin orden aparente, que recoge las actividades de diferentes personas.

            El Hortus Conclusus medieval representaba una imagen híbrida del paraíso, fruto de las influencias persa, clásica y cristiana. En primer lugar es un espacio cercado, “rodeado de paredes”, como expresa la palabra persa “Pairidaeza”, origen de “Paraíso” (Paradeisos). Se trataba de un jardín geométrico, dividido en cuadrantes por canales (chahar bagh) y con el centro destacado por una fuente o pabellón. Por otra parte, es un lugar que manifiesta el amor a la naturaleza, el gusto por la música y el culto a la belleza que inspiraba la “Arcadia” del Peloponeso a los escritores clásicos: el resultado espontáneo de un modo de vida natural y pastoril. Es también el Jardín del Edén cristiano, el primer lugar que habita el hombre -un jardín con flores, árboles y agua, como se narra en el Génesis- pero también su último hogar, morada de los bienaventurados, según el Nuevo Testamento. Debido a estas influencias, el hortus conclusus medieval se materializa, libre o geométrico, con diferentes soluciones. En función del programa al que ha de responder, Rob Aben y Saskia de Wit*, establecen tres tipologías: hortus contemplationis (jardín de la reflexión), hortus catalogi (herbarium) y el hortus ludi (el jardín del placer).

Esa habitación sin techo se convierte en un Hortus Conclusus, un lugar protegido que ofrece a los lugareños un asiento en el que descansar, reunirse y charlar, que los acoge y los invita a disfrutar de la sombra, de la intimidad, de las fragancias de las plantas aromáticas… Un acceso adecuado y la señalítica precisa, el pavimento pétreo, un amplio parterre sembrado de agradables olores, unas letras que señalan el origen del lugar, dos amplios bancos de acero cortén y madera, completan el enclave. Los muros de mampostería preexistentes son rehabilitados. También la reja de entrada, que subraya el carácter hermético del lugar aunque permanece abierta durante el día para invitar a los habitantes a disfrutar de este lugar mágico ocupado permanentemente por los ancianos castaños. En este hermético lugar, ellos hablan del paso del tiempo; acompañan al cielo en su continuo cambio para narrar sus sutiles transformaciones.

            El diminuto jardín cerrado de Casasola de Arión es un Hortus Ludi. Un pequeño paraíso como lugar de delectación en el que se busca el espacio, la luz y el aire puro; es el “locus amoenus” protegido. Parece un escenario cuyo fondo son las paredes que lo rodean, esperando entretener a sus actores, de igual manera que los distintos personajes del cuadro dan unidad al hortus conclusus de la miniatura y terminan por definirlo con sus múltiples acciones.

* Véase  Bob Aben & Saskia de Wit: The Enclosed Garden. Uitgeverij 010 Publishers. Holanda, 1999. pg 31-35

Las descripciones de los diferentes arquetipos de “Paraisos” pueden verse en el Korán 47:15; los escritos clásicos de Teócrito, Ovidio y Virgilio (Bucólicas 42-37 a. C); el Génesis II del Viejo Testamento y Lucas 23:42, 2, Corintios 12:2-4 y Apocalipsis 2:7 en el Nuevo Testamento.  

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