Alrededor de una hoguera o alrededor de una chimenea o quizás un foco, pero siempre nos rodeamos y nos une una luz.
La luz como material constructivo del espacio doméstico.
Un sola lámina de acero cortén que cubre la parcela y se dobla para formar las fachadas, como un filtro de luz que se extruye interiormente e intencionadamente, dirigiendo la luz hacia las estancias.
Se perfora para tamizar por las que cruza, enredando y enredándose en el programa y complejizando dualmente la vida del un novelista soltero y un experto informático, no como programas independientes, sino complementarios.
Excavada a base de intensidades de luz, como si de una gruta se tratase: primero la luz, incierta y arbitraria, como elemento (de)generador de un programa que ya no sólo responde a racionales interrelaciones, sino a los eternamente mutables estados del ambiente.
Chimeneas de luz.