IMAGINEMOS
Cerremos los ojos.
Imaginemos por un segundo que las leyes cambian, que no pertenecemos al Universo si no que él nos pertenece a nosotros, imaginemos que somos capaces de dominarlo a nuestro antojo.
Imaginemos ahora que además, tenemos tal poder que somos capaces de crear una pequeña galaxia allá dónde la deseemos, que somos capaces de esconder en un espacio todas y cada una de sus propiedades: VACÍO. LUZ. SILENCIO.
Propiedades que nos alejan de nuestra realidad y dejan que nos transportemos a otro mundo, un mundo en el que los problemas y las preocupaciones no son bienvenidos.
Entremos.
El ambiente cambia. Lo que era frío ha dejado de serlo; al murmuro de las gotas de lluvia lo ha remplazado el silencio; el viento que soplaba entre los árboles ahora es una mera brisa y el olor a primavera se ha apoderado del interior.
Todo es diferente cuando entras, todo lo que creías esperar te sorprende, pero siempre es mejor. Siempre. ¿Acaso imaginaríamos pertenecer a un espacio desagradable?
Abramos los ojos. Salgamos.
Todas vuestras preocupaciones vuelven, nos encontramos nuevamente en nuestro mundo. La realidad golpea, todo lo que habíamos imaginado se ha vuelto a desvanecer: ese olor a primavera ha dejado lugar a la contaminación, el ambiente fresco regresa transformado en estridente calor y el silencio en aglomeraciones de gente.
Nos alejamos del lugar y regresamos a nuestra vida, nos rendimos rápidamente al ajetreo de Barcelona y nos olvidamos de dónde hemos estado, de qué hemos sentido y todas las sensaciones experimentadas quedan atrás; mas no es necesario recordarlas, pues sabemos que mañana, a la misma hora, volveremos. 
Volveremos a ser un niño buscando refugio bajo su sábana.
Imaginemos.