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  • Álvaro Sáez

    Concurso 2016
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Se asemejaba a un mineral de esos de los que había estudiado en naturales, de los que al crecer formaban geometrías perfectas.

-¿Y qué me has dicho que es?-

-Un lugar especial, ya lo verás.-

Entré con un aire de escepticismo, conmigo no iba eso del encuéntrate a ti mismo. 

Reconozco que el blanco de los muros exteriores me había deslumbrado, y más en aquella tarde de mayo, así que la penumbra fue un alivio para mis ojos. Pero ahora me costaba ver; esperé unos segundos mientras me acostumbraba y pasé por la segunda puerta.

Al principio no sabía hacia donde dirigir la mirada, rayos de luz entraban por doquier, unos se desvanecían, otros chocaban contra las paredes, alguno apuntaba hacía una lámina de agua y ésta a su vez esparcía su reflejo por el muro, como si le estuviese devolviendo el favor.

Y así me quedé mirando el espectáculo. Un haz iluminaba una parte del hormigón de los bloques de arriba y de repente, por un momento vi mi reflejo en la piedra. Fue un instante, pero lo suficiente para creérmelo e intentar volver a verme, no sé cuanto tiempo pasó, pero vi como el rayo iba acariciando la piedra hasta que pasó a otra, pero… ya no era lo mismo.

Me marché, pero no… no sabría qué, fue como si… no lo sé. De todas maneras me había quedado con la sensación de que había más sitios por descubrir en aquel lugar.

Estaba decidido, al día siguiente volvería a la misma hora para volver a encontrar mi luz.

Álvaro Sáez

Estudiante
ESPAÑA