METAMORPHOSE La Fortaleza de Arcilla
El diseño parte de la extrusión de una forma natural, circular, la cual no tiene esquinas ni bordes, permitiendo así que la energía y las personas fluyan en un camino continuo. La Fortaleza alberga en su interior un abedul, considerado árbol sagrado y de la vida en muchas culturas, que funciona como eje del movimiento circular y ascendente para la vista.
La pendiente, creada a raíz del cambio de cota, da pie a un paseo arquitectónico que recorre el interior del volumen y ofrece momentos para olvidar el entorno, encontrarse a sí mismo, reflexionar, meditar y experimentar una metamorfosis espiritual; acabando fuera de los muros y dejando al visitante despejado e inspirado.
El conjunto se define por dos muros de ladrillo circulares, los cuales van cambiando la composición como si de un cuadro de Escher se tratara. Una metamorfosis de la piel que aporta distintas sensaciones al visitante según éste las recorre: patrones que lo acompañan bajando al interior, y diagonales líneas que suben para salir al exterior.
El proyecto es, pues, un espacio en calma, aislado de la velocidad y el ruido de la gran ciudad, donde el paso del tiempo es relativo, y donde la única referencia que queda de la realidad es la existencia de uno mismo. Un lugar para encontrarse y redescubrir, protegido e inspirado por La Fortaleza de Arcilla.