Asomando ligeramente la cabeza,
aparece en la Plaça de les Glóries Catalans rodeada de vegetación
la capilla.
Una grieta en el terreno nos lleva hacia su entrada,
enterrada,
oculta del ruido,
de la superficie,
de la ciudad,
del caos.
Quienes pasean por allí se la encuentran de sorpresa,
sugieriendo y a la vez
repeliendo adentrarse hacia abajo,
lo profundo,
lo misterioso.
Quienes deciden recorrer ese estrecho pasillo cada vez más oscuro
descubren al final del camino
la luz
Una luz difusa, en movimiento, de color cambiante:
el reflejo del agua.
Quienes están allí dentro permanecen absortos,
en silencio, sólo contemplando semejante lugar.
Sentirse dentro del vientre materno:
Renacer
Descender para estar en paz,
capilla y refugio.
Naturaleza como religión,
la vida es agua.