El encargo consiste en iluminar el camino de una finca situada en Galapagar. Un trayecto de 700 metros hasta una casa, para unos eventos que se realizarían ese verano. Intentando evitar el uso de electricidad, se buscó una solución de bajo coste y fácil montaje. Se intentaba reproducir información del paisaje y remarcar el trayecto sinuoso hasta el acceso. Se troquelaron mas de 1000 círculos de reflectante nivel 2, el mismo utilizado en la señalización de las carrteras. El terreno se marcó con esta malla irregular valorando determinadas zonas en agrupaciones. El sistema se activaba con el uso natural, los faros de los coches que accedían a la finca, y se desactivaba una vez dejaban de alumbrar. El trayecto de los coches hacia visible partes del paisaje en forma de nodos y masas brillantes de corta duración. Acupuntura luminosa para ser consumida desde un coche. El reflectante devuelve la luz emitida, y recrea una extrusión del terreno en los puntos marcados. Topografía selectiva nocturna. Espectáculo visual.