El proyecto consistía en reformar un piso de unos 60 años de antigüedad situado en una segunda planta sin ascensor de un bloque de viviendas de la ciudad. Una vivienda con una distribución sencilla de tres habitaciones y una estupenda azotea superior.
Dos estrategias de proyecto: interior/ exterior - abajo/ arriba - suelo/ cielo.
En el interior, abajo, en el suelo. La propuesta quería desvelar los encantos ocultos que se encontraban en la casa existente(los techos altos, unos grandes ventanales, la luz al amanecer y al atardecer, el aire, las vistas de la luna desde la cama, el piar de los pájaros…). Era fácil. En el interior de la casa, una estrategia cuidadosa y discreta; eliminación de pátinas, apertura de espacios, descubrimiento de lugares nuevos… Una vez desnuda la casa, propusimos vestirla de blanco y calzarla con grandes listones de madera de iroko, para darle continuidad y luminosidad a los espacios. Y después, ¡abrir un agujero al cielo!
En el exterior, arriba, en el cielo. Un paisaje de antenas, tendederos de ropa, trasteros, cables y cubiertas. Allí arriba en la terraza colocamos agazapado un pequeño artefacto prefabricado que sirviese de estancia de usos múltiples y apoyo técnico a la azotea. Una subestructura metálica, paneles sándwich, una manguera, barbacoas, fiestecillas y mucha suerte con los vecinos…