Una sucesión de pórticos paralelos construidos con madera se colocan con una separación equidistante definiendo así el espacio del stand.
Los pórticos, a modo de bastidores, albergan y exhiben el producto.
Los diferentes planos de vidrio se sitúan encastrados a lo largo de los vanos de los pórticos con la separación precisa para permitir su contemplación y el paso de visitantes entre ellos.
De esta manera, el producto a exponer se convierte en el material que construye el espacio, sugiriendo los recorridos y organizando la superficie.
Se ha pensado en las cualidades de transparencia y reflexión del vidrio para definir un espacio expositivo sugerente, ambiguo, cambiante, donde no exista separación por áreas funcionales, y donde los límites visuales fuertemente enmarcados por la secuencia de pórticos se multipliquen dilatando virtualmente el espacio.