Tras una interpretación del lugar, se propone construir una mirada sobre el paisaje para dibujar un nuevo perfil del talud.

Dialogando con la volumetría pétrea y pesada de los molinos, se construye como una roca, el último estrato del talud, una meseta de hormigón desde la que asomarse y contemplar. Una meseta que se corona con un ligero plano de sombra en el que cobijarse.

El mirador se conforma mediante la construcción de una meseta de hormigón escalonada en dos niveles sobre la que se deposita una estructura metálica ligera que da sombra y  singulariza el lugar, dotándolo de identidad como soporte para la realización de actividades diversas (merendero,  wifi, lecturas, contemplación del paisaje, interpretación de los restos del molino…). La configuración de la meseta escalonada permite su uso como graderío desde el que contemplar el paisaje e  interpretar los restos de los molinos.