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Nuestra intención es proyectar desde dentro hacia a fuera y de fuera hacia dentro. No pensamos en un edificio cerrado en si mismo y extraño del mundo que le rodea. Nos preocupa la relación de lo construido respecto al ser humano.

Queremos que el usuario sea partícipe de todos los espacios. Pretendemos renovar el concepto actual de vivienda entendiéndolo como parte de un todo que propicie y genere relaciones sociales. El edificio actúa como filtro de los estímulos externos y por esto hace falta controlar la jerarquización y gradación de los espacios íntimos, personales, sociales y públicos.

Hay la voluntad de que este edificio ayude a completar el proceso de regeneración que está experimentando esta zona del Molinar de Palma.
El conjunto es el resultado de un seguido de procesos. Partiendo d’un volumen perimetral blanco lo manipulamos realizando una serie de subtracciones generales abriendo el espacio interior hacia la ciudad y el mar. Orientación, espacios libres exteriores y proximidad al mar nos pautan así los criterios generales y provocan los accesos.

Como segundo momento de transformación, excavamos la superficie, descubriendo el azul interior por abrirse todavía más a las vistas. Se este azul es el que personaliza el conjunto y ayuda a l’usuario a identificarlo.

El tercer paso consiste en la adición de las ramblas-pasarelas generando espacios de relación. Son estos elementos los que de manera democrática, pero heterogéneos los que generan rincones de interés, perspectivas diferentes, espacios de ocio, estancia... Como último punto, completamos el conjunto con la adición de balcones en los pisos de tipologías B y C. La situación de los agujeros arquitectónicos y los balcones genera la vibración de la fachada.

La carcasa exterior resto por lo tanto blanca y los ventanales que componen estas fachadas de ciudad se cierran con persianas mallorquinas pintadas de blanco en su cara exterior y de azul por el otro. La variación del ritmo compositivo de esta fachada la producen el diseño y la posición de apertura de las mallorquinas.

El edificio está compuesto por 4 funciones principales.

La planta sótano contiene el parking formado por 46 plazas. Los accesos y la salida vehicular se efectúan por las calles Francesc Femenías y de Guayaquil. Los accesos de peatones se puede hacer desde los núcleos de acceso vertical del edificio o de forma independiente desde el espacio verde.

La planta baja articula el centro de día y los espacios comunes del conjunto alrededor de un espacio público interior verde que de día queda abierto a la ciudad. Cuatro locales independientes a la actividad acaban de acotar y completar este nivel.

El edificio tiene tres plantas tipo de vivienda en forma de U. La variabilidad de estas se muestra en las ramblas-pasarela y los balcones. En total partimos de tres modelos de viviendas (A,B y C). Cada planta tiene 21 viviendas, 2 de los cuales contienen 2 dormitorios y el resto, 1. En total tenemos 63 viviendas de medidas comprendidas entre 35 y 45 m².

Galería realización

Participaciones en arquia / próxima

V Edición 2014-2015
IV Edición 2012-2013
III Edición 2010-2011