Todos tenemos alguna pasión escondida y la suya eran sus 150 pares de zapatos.

Con esta primera confesión comenzó a cobrar sentido un proyecto cargado de funcionalidad y sobre todo atractivo.

En él se redefine el concepto de pared medianera, pasando a ser entendida como una banda de almacenaje en la que albergar todo un universo personal y que recorre la vivienda caracterizando el espacio a su paso; recibidor, salón, cocina, despacho y dormitorio.

La planta, muy compartimentada en origen, se vacía para así compensar con una continuidad visual y espacial su limitada luminosidad, de manera que la luz de la fachada y de los dos patios interiores pueda recorrer todas estas estancias, quedando únicamente los elementos de servicio como espacios más cerrados.

Finalmente el empleo de una paleta de acabados neutra solo salpicada por el color de sus objetos y muebles será lo que hará de esta vivienda un espacio único.