La implantación propuesta se adapta de una manera natural al contexto inmediato.  El nuevo edificio se retrasa y adhiere al límite norte de la parcela permitiendo dar continuidad al patio de recreo existente en el lado sur.  En el extremo agudo del solar, el edificio se remata con un porche redondeado estableciendo un diálogo de líneas y curvas con el límite del solar.

Un muro-celosía continuo, de bloques de hormigón blanco alberga el nuevo edificio y configura el límite del espacio de recreo de los niños en todo el perímetro del solar.  La discontinuidad del muro-celosía provoca la aparición del acceso el cual es reafirmado por unos cuerpos sinuosos que atraen la atención de los ojos jóvenes y no tan jóvenes.