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Año: 2011

Emplazamiento: Los Conejos II, Molina de Segura (Murcia)

Autor: Emilia Ruipérez Bastida / Raúl Latorre Luna

Fotografía: Patricia Forcén Scheu

Estado: Obra (finalizada)

‘Casa en Los Conejos II’ es una reflexión de cómo dar respuesta en ubicación y forma a una parcela de grandes dimensiones caracterizada por su particular topografía. Se opta por la construcción de una única cubierta la cual se quiebra sucesivas veces para alojar diferentes usos, ordenando de esta forma el programa de funcionamiento y delimitando los espacios exteriores que van a ser colonizados, ya que manifestar la orografía natural en el resultado final será una de las premisas del proyecto.

 

Espacios en sombra de diferentes características será lo que nos presentará en cada uno de los movimientos, el plano de hormigón configurado.

 

Al igual que sucedía en los anteriores proyectos, el acceso es el elemento generatriz de la formalización, peatón y vehículo son absorbidos a través por una única rampa hasta un espacio bajo cubierto donde se alojan los coches y donde encontramos la puerta de acceso al interior de la vivienda. El atrio de acceso se caracteriza por la ausencia de huecos, caracterizado por los muros de hormigón y un plano como fondo de escena tras el cual se alojan los dormitorios y hace que el visitante no pueda intuir lo que sucede en las zonas privadas de la casa.

 

El acceso se convertirá en el elemento estructurador del proyecto, vehículos y peatón acceden por el mismo punto, llevándolos hasta una zona en sombra donde se ubica la puerta de la vivienda. La casa se expande por toda la parcela haciendo que las dimensiones no puedan contemplarse en su totalidad y  subdividiéndola a su vez en varias zonas, destinadas a diferentes usos y tratadas según estos. 

El proyecto está fuertemente condicionado por los problemas de movilidad de uno de sus futuros inquilinos, la condición de que la mayor parte del programa se resolviera en una única planta se estableció desde el principio. La vivienda articula bajo un plano vegetal, que nos ayuda a integrar la vivienda en un entorno natural escaso de edificación, todos sus espacios, algunos abiertos y otros cerrados, haciendo del porche el elemento protagonista, idóneo en un clima mediterráneo, y tamizando así la intensa luz.

La puerta de la vivienda estructura las escasas circulaciones interiores y subdivide el espacio en público y privado. La zona de noche tiene una posición estrategia, no solo formalmente acotando el atrio de acceso de la casa, sino también porque sólo con la abertura de la puerta hace que el visitante deje atrás este parte del programa. La zona de día, en cambio, se formaliza con un rectángulo donde el espacio fluye alrededor de un núcleo cambiante según necesidades. Relación interior y exterior de cada parte del proyecto son otras de sus características.

 

La cubierta sigue quebrándose para configurar la zona de día. Este se caracteriza por ser un esquema el “L” dominado por un gran plano en sombra donde el suelo se despega de la orografía natural para ubicar la piscina. La forma deja de ser opaca para permitir una directa relación entre el interior y el exterior, esta es construida mediante una gran ventana de 9,60 metros que permite la duplicidad de los espacios de día.

 

Un gran muro ubicado en la zona más alta de la parcela, corta el terreno haciendo que la vivienda quede semienterrada y solventado así los problemas de intimidad que las parcelas colindantes le pudieran generar. En esta zona se alojan los espacios de servicios facilitando así la configuración del espacio diáfano de la zona de día.

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