El centro de apoyo empresarial es un proyecto con una gran importancia en el territorio, se sitúa en las proximidades del polígono industrial de Sao Joao de Madeira (Oporto, Portugal) en un punto con una serie de connotaciones muy particulares a las que este intentará dar respuesta. El trabajo se afrontó desde su inicio como una reflexión  sobre el límite en la ciudad, que a diferencia de otro lugares, se sitúa en el interior de de Sao Joao de Madeira, como si de una cicatriz interna se tratara, separando el uso residencial del industrial. La transición de estos usos tan dispares se facilita gracias a la presencia de un gran parque urbano entre ambos, que generó la primera decisión del proyecto; modificar sus límites para que este se introdujera sutilmente en el contorno del polígono industrial. Con esta decisión, el proyecto  tendría que responder a dos lugares bien diferenciados, al valle y al polígono de la ciudad, abordando cada cual con las características que lo definen y haciendo que el paso de uno a otro sea lo más sensible posible.

En el lugar lo primero que aprecié fue un eje contundente muy fuerte que dividía la ciudad del polígono a través de una antigua carretera. Se trata de un polígono muy consolidado donde básicamente se busca facilitar la conexión con la ciudad tanto de forma peatonal como rodada o lo que es lo mismo, se trata de dar una continuidad de forma longitudinal y transversal.

Desde una escala muy lejana el trabajo presentado se caracteriza por configurar una sucesión de espacios públicos, de gran importancia en el entorno que intentarán resolver la transición entre los usos anteriormente mencionados. No es fácil percibir que estos lugares responden a dos formas de entender el espacio público: una, la plaza anexa al viario principal de polígono, que configura un espacio estático, ya no sólo de entrada al gran parque a través de los volúmenes  sino también de llegada a la zona industrial,  y otra, dinámica, que no permite el “estar” sino todo lo contrario, incita al movimiento, con dilataciones y contracciones del recorrido y son los espacios intersticiales que generan los tres elementos que caracterizan el proyecto. Estos últimos espacios son de una gran importancia, ya que gracias a ellos se permite el cambio de escala entre dos zonas de dimensiones y formas muy diferenciadas, generando su transición. 

La elección del emplazamiento tenía que ser un punto estratégico en la misma intervención, por lo cual me basé en algo que se aproximara a la ciudad, la idea de “tocarla” a través del valle, de un recorrido, de una facilidad de acceso para los trabajadores del polígono. Relación ciudad-valle-paseo (o tratamiento del borde) y polígono; un edificio que articulara al mismo tiempo la ciudad con lo industrial y que se entendiera como la “puerta” al recinto industrial apoyándose sobre su vía principal.

La propuesta presentada no tiene que leerse como tres volúmenes quebrados, posicionados con cierta autonomía, sino como  suma de los espacios encerrados por cada una de las partes más los generados al posicionarse cada una de ellas con cierta proximidad. Este último aspecto, da sentido a la formalización última de las piezas, entendiendo que el movimiento en el espacio es consecuencia de la dilatación y contracción del mismo. De ahí su carácter quebrado. El programa del proyecto es relativamente pequeño, además de no estar claramente definido en cuestiones de viabilidad. Por ello el proyecto intenta presentar tres contenedores de grandes dimensiones, como si de tres naves industriales se tratara, que permitan una cierta flexibilidad a la hora de alojar usos diferentes a los propuestos. 

A partir de ahí comienzan a surgir las primeras ideas que pudieran empezar a dar forma al proyecto y se generan directrices o flujos que van conformando la propuesta…