Coronando una colina en medio de las montañas de Tramontana y al lado del Monasterio de Lluc nos encontramos con un edificio que muestra el carácter de las típicas explotaciones tradicionales de Mallorca. Una casa donde cabian todos los estamentos de la sociedad agraria del XIX: señores, mayorales, trabajadores y mozos. También animales. La casa, con un núcleo original de varios siglos de antigüedad, fue creciendo en altura i en planta extendiendo brazos en todas direcciones. Dentro ese crecimiento se ocupó agregando estancias hasta llegar a un auténtico caos de 1000m² a base de pasillos, niveles i escaleras.
El programa consistía en habilitar en la casa un albergue para excursionistas, con habitaciones de diversa capacidad, baños comunitarios, un gran comedor i cocina. También un espacio expositivo que sirviese de centro de interpretación para la Ruta de Piedra en Seco (GR 221).
El proyecto reconstruyó los volúmenes derruidos, limpió las plantas de las divisiones existentes i articuló todo el programa en torno a una única escalera principal, que se recuperó y amplió. Las plantas en las diferentes alas se despliegan a partir de la escalera, que junto con nuevo ascensor constituye la espina dorsal del edificio, tanto a nivel formal como funcional. Las divisiones interiores creadas con tabiqueria se reducen al mínimo, primando los grandes espacios conformados por los muros de carga. El cambio ha sido substancial i la intervención muy profunda, pero se ha pretendido no enmascarar el carácter del edificio ni dejar rastros demasiado evidentes del nuevo diseño.
En el entorno del edificio principal se han acondicionado los espacios de acceso y terrazas, junto con otras pequeñas edificaciones que se han habilitado para funciones auxiliares i de instalaciones. El edificio vuelve a dominar el entorno desde su promontorio, ahora con su vigor recuperado.