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El arquitecto ha sido desde siempre un profesional necesario para el desarrollo de la civilización pero el arquitecto, como lo conocíamos, apenas existe ya.

Desde 2011 comienzan a aparecer nuevos “experimentos arquitectónicos” que buscan el bienestar social a través de intervenciones en el espacio público, en las que la participación ciudadana adquiere un papel principal. 

Estas prácticas de 'urbanismo táctico' no las hemos sabido valorar, puesto que nunca habíamos tenido que introducir un nuevo modelo de negocio a la profesión que y nos ha llevado a precarizar nuestra pericia por falta de herramientas de medición.

Este trabajo se basa en aplicar métricas para poder medir el impacto social, medioambiental y económico que implican este tipo de actuaciones.

 

Casualmente desde el año 2011, poco antes del 15M, comienzan a aparecer nuevos ‘experimentos arquitectónicos’ que colonizan las calles, a veces amparados por la administración, a veces de forma ‘alegal’.

Tras el 15M se enuncian nuevas operativas de trabajo que, sobretodo, buscan el bienestar social que comienza a ser insostenible. En el campo de la arquitectura, el espacio público y los desastres urbanos, son una oportunidad para pensar en cómo construir: reordenar lo existente, construir con las personas y para las personas, construir red, construir nuevo conocimiento...

Así surgen distintos proyectos, prácticamente sin apoyo económico, en los que los vecinos juegan un papel fundamental. Los ciudadanos hacen suyo estos ‘experimentos’ de los que se sienten parte, se implican, participan y aprendemos juntos. Se logra crear lugares por los que sienten un vínculo especial.

Aparecen, mayormente en Madrid grupos de arquitectos, colectivos, que en cierta manera se especializan en este tipo de actuaciones, pero debido a la crisis, se mueven en un margen de precariedad que no se corresponde con el trabajo realizado. A menudo les faltan herramientas para crear un modelo económico y de negocio diferente al antiguo y ni siquiera son conscientes de que con sus obras están produciendo, entre otros beneficios, un gran impacto social, el cual tampoco saben medir.

Actualmente el dinero se mueve hacia el campo tecnológico, Open Data, Smart City, FinTech, Wearables, E-Commerce, el Internet Of Things pero también hay una preocupación por generar una red de ciudades, por el cambio climático, por la economía circular,por la participación, la transparencia.

Estas preocupaciones vienen tanto por la Unión Europea, como por la ONU, como por grandes empresas, bancos, o multinacionales.

La responsabilidad social y medioambiental de las empresas cada vez es más imprtante y la búsqueda de impacto social positivo es un ‘Must’. Los arquitectos que, lo que hemos aprendido es un oficio y no un negocio seguimos, compitiendo entre nosotros, autoempleándonos y autoprecarizándonos, cuando en realidad, la suma de todas nuestros conocimientos es fundamental para desarrollar un BIGDATA con experiencias reales e hipersegmentadas, y a partir de ahí sepuede construir toda la tecnología que sea necesaria.

Tenemos que aprender a medir, tenemos que aprender agenerar nuestro modelo de negocio y a colaborar.

Urbanismo táctico y modelo de negocio

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