El río Somes, que nace en los Cárpatos y desemboca en el Tisza y el Danubio, atraviesa la ciudad de Cluj- Napoca a lo largo de 15 kilometros, topandose con condiciones urbanas muy diversas: desde el centro histórico de la ciudad, pasando por zonas industriales y barrios de viviendas de los años 60 y 70. 

En la segunda mitad del Siglo XX, el río Somes se ha entendido como una infraestructura dura cuyo objetivo ha sido transportar agua y generar energía. Así, el río ha sido domesticado con muros de hormigón que establecen una drástica diferencia de altura y limitan la relación visual y física entre la ciudad y el río. 

Este proyecto es un ejemplo contemporáneo de regeneración y renaturalización que reimagina el papel del río al cruzar la ciudad de Cluj-Napoca, así como el vínculo entre ambos. Por un lado, el río se concibe como un corredor verde que, a través de una red de movilidad sostenible, conecta múltiples espacios públicos y zonas verdes. Por otro lado, un sistema de terrazas naturales permite desencadenar el proceso de renaturalización al transformar el existente duro límite entre la ciudad y el río en una banda más ancha y blanda que fomenta la biodiversidad. 

Conector urbano 

Promovido por el deseo de la población local de recuperar este espacio urbano, el río Somes no se concibe como una línea delgada que divide la ciudad en dos sino, por el contrario, se reimagina como una banda gruesa que incorpora otros espacios públicos conectados por una red de caminos peatonales y carriles bici. Así, la línea que atraviesa la ciudad adquiere grosor al absorber una serie espacios públicos: aparcamientos que se convierten en plazas con vistas al río, orillas del río que incorporan playas y gradas, en las zonas más urbanas, que transforman el fino borde en un espacio público para contemplar el curso del río, su fauna y su flora o para acceder a éste. 

Renaturalización 

Si bien resulta importante transformar el río Somes en una espina conectora de espacios públicos, es crítico potenciar sus valores medioambientales y ecológicos y concebir el río como un corredor verde, que conecta múltiples zonas verdes de la ciudad que se encuentran próximas al río, pero a su vez aisladas, como el Parque Central Simion Bărnuțiur o el Parque Cetățuia. 

Frente al proceso de densificación y domesticación que ha experimentado el río en las últimas décadas, se pretende recuperar el carácter natural, expandiendo y modificando el borde delgado y duro existente en entorno más suave y natural al ensancharse la sección fluvial que sirve de soporte para un sistema de terrazas. La orilla se convierte así en un ecosistema más diverso al incluir vegetación local, rocas, arena y biorrollos, fomentando la biodiversidad, favoreciendo la formación de microclimas, facilitando la absorción de CO2, y permitiendo el control de especies invasoras en la ribera. 

Atractor comunitario 

El proyecto reimagina el río como un nuevo espacio social de deseo que funciona a distintas escalas y programas. Para el gran público, el río se convierte en un espacio de encuentro e intercambio de ideas entre las diversas comunidades que habitan la ciudad. Así pues, este ambicioso proyecto tiene múltiples ramificaciones que afectan a comunidades enteras más allá de órdenes sociales y fronteras físicas, y actúa como una nueva pieza de infraestructura participativa que aborda por igual las condiciones locales y globales. Propone un nuevo marco para el diálogo y la interacción por medio de la arquitectura, y aúna los esfuerzos de un amplio equipo multidisciplinar que incluye arquitectos, paisajistas, ingenieros, urbanistas, organismos gubernamentales y usuarios cotidianos.