Heredero de una fundación de 1550 vinculada a la Universidad Literaria, ocupa una gran parcela trapezoidal junto a la Universidad, con siete plantas de altura y dos patios de luces interiores. En las fachadas exteriores despliega un lenguaje miesiano, dejando patente la retícula de la estructura metálica, entre la que dispone paños de ladrillo visto. La composición es tripartita, con un cuerpo basamental y un piso superior a modo de remate más acristalado que el resto; en los frentes mantiene la ordenación regular de las ventanas correspondientes a las habitaciones de los residentes. Frente a una cierta monotonía en el proyecto inicial, la ejecución final incluyó una serie de balcones sobre la entrada principal, también se enfatiza el acceso, ubicado en el encuentro con la medianera de la calle del Pintor Sorolla, mediante un aplacado/de piedra de composición vertical. El interior de la capilla, con iluminación cenital, combina madera y ladrillo resolviendo los encuentros entre planos de una manera muy particular, presente en otras obras del arquitecto. Destaca la colaboración del escultor Andreu Alfaro, quien diseñó la cerrajería de las puertas de acceso.

[Federico Iborra Bernad y Maite Palomares Figueres]