El singular entorno donde se sitúa la casa, con unas sugerentes vistas y una fuerte pendiente, así como un adecuado soleamiento fueron factores fundamentales a la hora de materializar la propuesta para esta vivienda.

La orientación de las mejores vistas hacia el norte y el este, junto con la pretensión de abrirse hacia el sur conducen a la aparición del patio, de modo que las estancias interiores se vuelcan hacia éste, garantizándose una doble orientación que permita conseguir un adecuado control climático de la casa.

Además, la fuerte pendiente hace que se opte por una edificación de una sola altura, generando un menor impacto visual. El deseo de realizar una vivienda compacta no impide generar una volumetría que disgrega sus distintas estancias en brazos diferenciados, todo ello cosido por la presencia del patio, a la manera de las viviendas tradicionales.

Se resuelve la parte de programa de uso diurno en la parte sureste, más abierta al paisaje y a la propia parcela, con la intención clara de posibilitar un contacto más directo con el exterior. Las habitaciones se disponen en el lado opuesto, más recogidas y ligadas a su entorno cercano.

El garaje y dependencias auxiliares (instalaciones, almacenamiento) se encuentran en un volumen aparte, encajado en el terreno, desapareciendo casi por completo a la vista y haciendo de filtro en el acceso a la vivienda.