Tomando como punto de partida el postulado modernista de la "planta libre", se pretende revisarlo y vincularlo a las necesidades de una nueva época. Los nuevos modelos familiares, de trabajo, de movilidad, etc. hacen que la forma establecida de entender la casa haya de adoptar un sistema más variable y rico, capaz de absorber los cambios por los que atraviesan sus inquilinos.

Cuando compramos una casa, lo hacemos para toda la vida, pero a lo largo de ella atravesamos diferentes identidades y es difícil que nuestra vivienda se adecúe a cada uno de estos cambios. Se busca, por tanto, la vivienda flexible, aquélla que pueda expandirse y encogerse, cambiar de uso(s) y/o de usuario(s), que permita la participación de sus habitantes, en definitiva: crecer. 

Abogando por una mayor densificación de la ciudad y por el interés y la complejidad de proyectar hacia un usuario desconocido, enmarcaré el enunciado en el ámbito de la vivienda colectiva.