Nueva York fue durante años el paradigma de la ciudad global. Fundada en 1624, alcanzó su apogeo entre los años ’30 y ’60 a través de la construcción de rascacielos y grandes parques urbanos. Su desarrollo ha sido objeto de estudio en universidades de urbanismo y arquitectura alrededor del mundo.

En el siglo XXI, la ciudad se encuentra ante un cambio de paradigma. Las torres y los parques urbanos lucen igual de espectaculares pero el espacio público se ha degradado considerablemente. Los espacios privados son inaccesibles y los espacios peatonales son mínimos, siendo ampliamente mayoritaria la movilidad vehicular.

El objetivo del proyecto es devolver a la ciudad de Nueva York el esplendor de otras épocas a partir de retomar el contacto con la naturaleza. Se plantea intervenir el espacio concedido al coche hace 100 años para crear espacios ciudadanos de relación. Crear vectores verdes en la cota cero que rompan los parques urbanos cerrados y transformen la ciudad en un parque.