El objeto de mi investigación persigue detectar y examinar  las razones que llevan a a un espacio a convertirse en un punto de encuentro, de acercamiento entre personas. 

Con la fiebre tecnológica que estamos viviendo el contacto con el otro cada vez es menos frecuente, o más virtual, según se mire. A todo este nuevo paradigma se suma la velocidad con que vivimos especialmente en ciudades, donde encontrar momentos para mirar a los ojos a la vez que comunicamos es cada vez un hecho menos frecuente.

Frente a esta situación de celeridad y pantallas de cristal la arquitectura tiene mucho que decir. Como herramienta social que es, la arquitectura es un medio esencial que nos puede ayudar a luchar con esta deshumanización. 

Esta función  de dotar a la ciudadanía de estos meeting points a veces se consigue por azar y otras es una situación muy estudiada, una operación sensible y generosa.  El resultado es el mismo, y es el de unir y mezclar, el de enriquecer a una sociedad cada vez menos social. Esta función necesaria y a veces olvidada en la arquitectura es la que propone poner en alza esta investigación.