Con esta investigación se pretende ofrecer un documento complejo en el que se desarrollen pautas que indiquen cómo a través de la adaptación a usos contemporáneos a los bienes industriales obsoletos es posible reactivar el tejido urbano en el que se insertan, asegurando la recuperación de su memoria histórica y colectiva incidiendo especialmente en su puesta en valor como patrimonio industrial, hasta el momento uno de los patrimonios más subestimados, descuidados y abandonados.

Se profundizará en su posible reutilización y reaprovechamiento, sin por ello dejar de lado su función estética, logrando de esta manera recuperar su paisaje urbano inmediato. Así, se consigue realizar una lectura comprensible de las relaciones que se generan entre los diversos elementos industriales, que reconvierten los recorridos y puntos de contemplación de estos paisajes y que dotan de nuevos usos y funciones apropiadas y congruentes con su contexto físico y social en la actualidad.

El tejido productivo de nuestras ciudades de mediados del siglo pasado, es el legado que la historia ha cedido a la trama urbana del siglo XXI. Por ello, y tras un abandono y deterioro patente de su estructura, debemos plantear soluciones que incidan en las carencias de lo ya construido, tras el cese de la actividad, para enriquecer la ciudad actual. 

La importancia del planeamiento reside en su capacidad de articular memoria del territorio industrial y evolución de la ciudad. No sólo debemos centrar la mirada en el patrimonio aislado, sino establecer pautas de intervención urbana que permitan estudiar la problemática en un proceso mucho más complejo de revitalización del territorio de la industria pasada a través del cual, podamos revertir el deterioro urbano y afirmar la existencia futura de este tejido urbano. La regeneración permite realizar una nueva lectura del espacio público a partir de su trazado para reactivar la memoria colectiva. Para ello es necesario un modelo planificador flexible y consensuado, por ciudadanos, técnicos y expertos, que permita establecer determinados espacios urbanos postindustriales como las claves estratégicas en la generación de ciudad.

La regeneración urbana a partir de la industria no significa establecer un proceso de gentrificación en los antiguos espacios industriales. De hecho, las primeras actuaciones llevadas a cabo en el Bronx de Nueva York, son un reflejo de cómo la sociedad demanda, a través de su tejido urbano, aquello que realmente necesita.  Este barrio era una zona altamente industrial donde las políticas urbanizadoras optaron por la regeneración de sus espacios y su sociedad. El proceso de gentrificación llevado a cabo, convirtió el tejido industrial en nuevos lofts, centros comerciales y residencias de lujo, que obtuvo la respuesta negativa de la ciudadanía. 

Asimismo, los astilleros históricos de la ciudad de Nueva York, el Brooklyn Navy Yard, se han transformado en consecuencia con las demandas sociales, generando un nuevo espacio en el que conviven un pequeño parque industrial de servicios avanzados, dos pequeños astilleros, y lugares para artistas y diseñadores. Todo ello, entremezclado, enriquece el tejido urbano de la ciudad ya que se aprovechan las potencialidades de estos entornos.

Finalmente, cabe destacar el papel fundamental que tuvieron las infraestructuras en los procesos de industrialización de las ciudades desde las primeras décadas del siglo XIX, donde comenzó a construirse una red férrea tan extensa que permitía las relaciones de comercio internacional entre  los distintos países que termina por consolidarse a principios del siglo XX. No obstante, al igual que con el resto de los elementos arquitectónicos derivados de la actividad industrial, en la década de los setenta, tras la gran crisis de 1973, los trazados y todo lo vinculado a las dinámicas ferroviarias se abandonan al olvido, se deterioran y llegan a nuestros días como testimonios obsoletos de generaciones pasadas. En la actualidad, se instauran intervenciones arquitectónicas y paisajísticas que reutilizan las áreas asociadas al ferrocarril cosiendo la cicatriz que el trazado de éste ha dejado en las ciudades, como sucede con la antigua línea alta de Nueva York, el High Line Park, donde el antiguo donde el antiguo trazado vial se transforma en un espacio público en altura por donde caminar y contemplar los vestigios que la industrialización dejó en la ciudad.