En tejidos suburbanos como el que nos ocupa, la vivienda unifamiliar es el actor principal, quedando el espacio público reducido al servicio del vehículo privado. El contrato que liga la "casa" a la "ciudad" se restringe a una cuestión de cosmética, donde la casa se muestra a través de su jardín. Habitualmente esta tipología se sitúa en el centro de su parcela, definíendose como un objeto sobre un pedestal. En ese tipo de organizaciones la casa se expone a través del jardín desvelando la vida de sus habitantes.
Al diseñar Eloyana, nos preguntábamos cómo abordar el concepto de intimidad en el ámbito doméstico sin olvidar el espacio público. Cómo modelar el jardín para poder habitarlo íntimamente. No hay que irse muy lejos para observar otras alternativas. El casco antíguo de Banastás, no deja de ser un ejemplo de urbanidad e intimidad.
Podríamos describirlo como una agrupación de casas entre medianeras abiertas a jardines interiores, modestos pero privados, espacios que se incorporan a las viviendas con un uso activo.
Si en los nuevos tejidos se hace ciudad con objetos, en los viejos se hace con el vacío.
Pensar la casa suburbana como el dispositivo que articula espacios abiertos privados y espacios abiertos públicos.
Al igual que los patios, pueden aparecer otras estructuras que articulan esta frontera de uso. Muros plegados y pérgolas construyen porches vegetados que purifican el aire del entorno y protegen del frío y el viento invernal así como de los calores estivales.
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