De la misma forma que un científico no genera una realidad, sino que elige una familia de herramientas con las que analizarla, nuestro estudio no especula con el estilo, sino con las herramientas que la disciplina pone a su disposición para cuestionarlo. Dentro del seno de nuestras actividades se encuentra el diseño gráfico, la pintura, la infografía, la arquitectura, la literatura, etc., sirviendo todas ellas a un único fin: el desarrollo creativo. No entendemos las ocupaciones del arquitecto como circunscritas a facetas edilicias y/o urbanas, estamos comprometidos con la figura del arquitecto como intelectual al servicio de la sociedad, y nuestro único objetivo es la creatividad. Encaramos cada uno de los retos que llegan a nuestro alcance como una oportunidad de investigación, de búsqueda; entendiendo el estudio como una acumulación de herramientas, una máquina de guerra deleuziana que reacciona de manera local a cada una de las situaciones con las que se encuentra. En el estadío temprano en el que se sitúa nuestro estudio, nos encontramos en un momento creativo y revisionista, en el que auscultamos la cultura presente y pasada en busca de oportunidades de investigación, de proyectación, entendiendo el lugar físico de desarrollo profesional más como un laboratorio que como una oficina burocrática. Nuestra actual preocupación por las capacidades computacionales de los materiales a escala molecular, combinada con las herramientas digitales necesarias para su análisis, convierten nuestro lugar de trabajo en una combinación de modelos analógicos viscosos y cableado informático. En pocas palabras: incertidumbre, deslocalización, acumulación y traducción, estos son los procesos con los que tratamos de radiografiar el contexto cultural y social de este comienzo de siglo.